De la chispa al láser: evolución del corte de chapa en la industria

Durante décadas, el corte de chapa metálica en la industria se ha apoyado en diferentes tecnologías que han ido evolucionando con el tiempo. El oxicorte, uno de los métodos más antiguos, se basa en una llama de oxígeno y gas combustible para cortar aceros al carbono. Aunque eficaz y económico para grandes espesores, su precisión y calidad de corte son limitadas.

Con el tiempo, surgió el corte por plasma, que utiliza un chorro de gas ionizado a alta temperatura para atravesar el metal. Esta tecnología supuso un gran avance respecto al oxicorte, especialmente en velocidad y versatilidad para cortar distintos tipos de metales. Sin embargo, aún presentaba ciertas limitaciones en cuanto a acabado superficial y precisión en cortes complejos.

A partir de los años 60, se introdujo en la industria una nueva tecnología: el corte por láser. En sus inicios, con sistemas de CO₂, el láser ofrecía una precisión y calidad muy superiores, ideal para cortes complejos y materiales más finos. Con el tiempo, la aparición del láser de fibra marcó un nuevo hito: mayor eficiencia energética, menos mantenimiento, y una velocidad de corte inigualable, incluso en metales reflectantes como el aluminio o el cobre.

Hoy en día, el corte láser se ha consolidado como la opción preferida en muchas aplicaciones industriales, gracias a su precisión, automatización y capacidad para integrarse con otros procesos como el plegado, el acabado o la soldadura. Desde el robusto oxicorte hasta los modernos sistemas láser CNC, la evolución tecnológica ha impulsado a la industria hacia una fabricación más eficiente, flexible y precisa.